“Me jugué la paga extra en una noche. Ya tenía un montón de deudas. Ni dormí nada. A las nueve y media estaba en un parque jugando con mi móvil a la ruleta. Lo perdí todo y ahí decidí contarle el problema a mi madre… sino llego a pedir ayuda, me habría suicidado. O me ayudaban o me quitaba la vida” estas son las palabras de un jugador quien a los 27 años de edad que estuvo “enganchado” a la ruleta tras haber iniciado luego de haber cumplido los 18 años.

En un principio es necesario aclarar la diferencia entre juego y el juego patológico, existen al menos 19 acepciones dadas en el diccionario de la real Academia Española; entre uno de los términos de este constructo esta que el Juego es “hacer algo con alegría y con el solo fin de entretenerse o divertirse”, el jugador social lo hace de manera casual, por placer y diversión sin crearle un malestar el interrumpir el juego o dejarlo, además de hacerlo por un tiempo limitado; además hay que señalar que existen también jugadores profesionales que se dedican a este oficio así como están los “jugadores problema” cuya característica es que puede dedicar partidas presupuestarias familiares importantes y un menor control de la conducta de juego que el jugador social pero que tiene un riesgo importante en llegar a convertirse en un jugador patológico. Mientras que el jugador patológico, lo hace por una dependencia emocional que se amplía a continuación:

Comencemos describiendo lo que es el juego patológico (Ludopatía), este se conceptualiza como “aquella actividad recreativa, al menos en los comienzos, en la que se realizan apuestas e influye de alguna manera el azar” e incluyen los juegos de azar, apuestas, máquinas recreativas llamadas “tragaperras” así como todas las apuestas que incluye la ONLAE (Organización Nacional de Loterías y Apuestas del Estado) cupones, juegos de apuestas no regulados o ilegales (cartas, peleas de gallos, dominó, etc.) y recientemente los juegos por internet.

Es importante señalar que, Según Begoña, 2004 el juego patológico afecta un 2% de la población adulta y mayormente a hombres que a mujeres. No todas las personas que juegan tiene problemas de adicciones puede que exista un jugador profesional. Entonces ¿Cuál es la diferencia? El jugador profesional juega desde la razón, no desde la impulsividad que incluye estrategia y análisis, control y viven de ello. El jugador patológico no vive de ello, adquiere deudas. El jugador social, juega en ocasiones especiales mayormente acompañado supone una distracción y no genera consecuencias negativas pero, que este puede llegar a convertirse en un jugador patológico, sí. El jugador patológico, se caracteriza por la ausencia de control y perdida de la capacidad para dejar de jugar, se convierte en una necesidad que afecta y deteriora las principales áreas de la vida de una persona existiendo una dependencia emocional con el juego.

Algunos de síntomas para saber si se está lidiando con una ludopatía son: preocupación constante por el juego, necesidad de jugar con cantidades cada vez mayores de dinero para conseguir el grado de excitación deseada. Además del fracaso repetitivo de los esfuerzos por controlar, interrumpir o detener el juego; la inquietud o irritabilidad cuando se interrumpe o detiene el juego. Se observa también, que el juego se utiliza como una manera de escape de los problemas o para aliviar la disforia (los sentimientos de desesperanza, culpa, ansiedad, depresión) por lo que se engaña a la familia, terapeutas, para ocultar el grado de implicación con el juego por lo que se arriesga o deterioran las relaciones interpersonales e incluso puede poner en riesgo las oportunidades laborales y educativas. Se comenten actos ilegales como falsificaciones, fraudes, robos o abuso de confianza con la finalidad de financiar el juego.

El DMS-V (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) coloca como única adicción conductual el juego patológico (trastorno por juego o apuestas) incluido en trastornos no relacionados con sustancias. Las adicciones a los video juegos (juegos por internet) se incluye dentro de las afecciones que necesitan más estudio” el equivalente a adicciones de comida, pudiese estar en los trastornos por atracones incluido por primera vez en el DMS-V. Además está señalado también en el CIE-10(clasificación internacional de enfermedades) los criterios de diagnóstico para Ludopatía.

. Sin embargo, en el DMS-V el juego patológico, está incluido entre las adicciones conductuales. Ahora bien, ¿Cómo se adquiere esta adicción? ¿Cuál es el proceso? En la mayoría de los casos se inicia mediante una actividad social casual, probando “suerte” con pequeñas cantidades dinero; por lo que Custer (1987) menciona las siguientes fases:

La primera fase, los jugadores experimentan una recompensa o ganancia mediante el juego, casi siempre estos jugadores en sus primeras aproximaciones son atraídos por la expectativa que genera este tipo de juego que implica tanto el factor mental, emocional y conductual; dado que en esta fase hay una valoración cognitiva de que la persona “tiene suerte” lo que le da una sensación de control que funciona como un reforzador potente, estas distorsiones cognitivas están presente en los jugadores ya que el recuerdo de haber ganado minimiza las perdidas.

En la segunda fase el incremento de la cantidad económica, el tiempo y el esfuerzo que se produce al estudiar cómo funcionan este sistema de apuestas para tratar de “controlar” y recuperar lo perdido invirtiendo más y más dinero por lo que el juego funciona como un “bálsamo” para aliviar la monotonía y la disforia incluso para evadir problemas.

En la tercera fase continúan los excesos de adquisición de dinero para pagar deudas, sin embargo en esta fase aunque se es consciente de que dichas deudas no pueden ser canceladas el placer que se genera aumenta el endeudamiento, los problemas económicos, problemas en sus relaciones pero aún así no puede “parar” de seguir jugando ya que existe una urgencia psicológica incontrolable que conlleva a un deterioro progresivo que acaba en una dependencia emocional respecto al juego.

La adicción es solo la punta del iceberg viene dado, según Echeburúa inicialmente por un refuerzo positivo (placer) pero que se mantiene por un refuerzo negativo a un alivio o tensión emocional. Estos jugadores patológicos no juegan ya porque les gusta sino porque “lo necesitan”. Las expresiones “yo no quería hacerlo pero terminé haciéndolo” son expresiones comunes en la boca de un jugador patológico que incluye además compras compulsivas, es decir, todos hacemos compras pero impera la necesidad de realizar grandes cantidades de “inversiones” en el juego así como de compras compulsivas y el dinero que se gana de igual manera se gasta; de tal manera que las compras compulsivas son parte de la dinámica. En las adicciones conductuales existen dos variables comunes, una es la falta de control y luego la dependencia. Cada vez el individuo necesita invertir más para tener la misma sensación, estos contextos se comparten con otras adicciones como el alcohol o el juego patológico. Existe además similitud entre las pautas de conducta en la abstinencia y la recaída tomando en cuenta:

El síndrome de abstinencias, la pérdida de control, tendencia a la negación o a la minimización del problema cuando no se sabe qué hacer entonces lo niego. Son estados emocionales desagradables y/o efectos físicos que ocurren cuando una actividad en particular es reducida o interrumpida. Agresividad, o depresión, Irritabilidad y ansiedad entre otros.

El conflicto: el conflicto interpersonal o con otras actividades o dentro de los propios individuos que están involucrados con la actividad particular. La recaída: consiste en la tendencia a volver a los patrones tempranos de la actividad en la forma más extrema de la adicción tras tiempo de abstinencia o control. Veamos algunas de las adicciones conductuales más frecuentes:

Las adicciones a las compras: se refiere a un impulso incontrolable y un pensamiento irracional sobre adquirir cosas nuevas, cosas que no se necesita; no son compras planificadas. Es un desenfreno por comprar que genera deudas y no hacen nada con ello, cuando llegan a casa ya no existe el placer. Pasar la tarjeta de crédito, llevar bolsas en la mano, etc. Tras una sensación de alivio tras haber comprado, es más habitual en las mujeres.

Me siento mal… compro (me siento bien) cuando termino… (Culpa, malestar) y se reinicia el ciclo, por lo que se debe preguntar ¿Qué hay detrás? Existe un vínculo estrecho entre el materialismo y la autoestima. (Entre más cosas tenga más feliz seré…) y existe una relación con lo que se piensa acerca del éxito y la felicidad.

La adicción al sexo: las relaciones sexuales generan una obsesión y se lleva a cabo para aliviar ciertos malestares emocionales y luego van acompañados de un intenso sentimiento de culpabilidad. Se reduce a la urgencia biológica de eyacular, sin dejar espacio a la ternura, es breve y poco satisfactoria. El contenido de la adicción puede referirse a una sexualidad normal o una sexualidad parafílica. Se dan en diferentes formatos como masturbación compulsiva, búsqueda de amantes, prostitución, líneas eróticas, cibersexo, pornografía, etc. El sexo se convierte en un remedio para reducir el malestar emocional, es decir dependiendo de cómo se sienta el individuo va a realizar esta actividad conductual o actividad sexual en algo morboso y obsesivo. Es decir, se utiliza el sexo como una estrategia de afrontamiento. Afecta mayormente a los hombres.

La adicción al internet y la tecnología: la actual incidencia a la tecnología en todos los ámbitos hace que este tipo de adicción pase desapercibida sin embargo, Goldbeg señala como características principales: los tiempo de conexión prolongados de tal manera que las personas suelen aislarse de su entorno y minimizar las obligaciones y responsabilidades, utilizando el ciberespacio para mejorar el estado de ánimo y escapar de la vida real por lo que se produce cambios drásticos en hábitos y se activan mecanismos de evitación con la finalidad de estar siempre conectados, llegando incluso a considerar como pérdida de tiempo todas las demás actividades como el sueño, actividad física, la alimentación etc. Lo que genera en la persona sentimientos de culpa, de ansiedad. La tecnología es en muchos casos el “vehículo” o el medio por el cual se realizan las adicciones.

Adicción al móvil: en la sociedad actual el uso de los dispositivos móviles se ha convertido en una “necesidad”; las características principales son: sentir ansiedad cuando no puedo utilizarlo o utilizarlo en momentos de peligro (como estar conduciendo). Su uso interfiere con las actividades cotidianas de forma habitual. Utilizarlo mientras esta con otras personas, estar conectado por la noche con lo que dificulta el sueño, utilizarlo cuando se está manejando o utilizando otras actividades peligrosas. Produce ansiedad en la comunicación cara a cara y se recurre al móvil para mantener contactos o para resolver cuestiones afectivas.

Adicción al videojuego: la diferencia entre el juego patológico y los video-juegos consiste en la “apuesta económica”. El individuo comienza a preocuparse constantemente por el juego o anticipar el próximo juego; también a experimentar síntomas de abstinencia al quitar los juegos por internet como son irritabilidad, ansiedad o tristeza. Se realizan intentos por controlar la conducta. Se pierde el interés por otras actividades sociales o de esparcimiento por lo que involucra mentiras o engaños para evadir o aliviar un afecto negativo; así como todas las demás adicciones mencionadas anteriormente ponen en riesgo la oportunidad educativa, laboral debido a su participación en los juegos. En conclusión, el juego en sí mismo es una actividad positiva que puede influir como un distractor en medio del trabajo o la vida rutinaria; sin embargo cuando esta práctica perjudica la vida de aquellos que “nos importan” puede que se esté frente a un jugador patológico. La mayoría de las personas con estas adicciones conductuales suelen buscar ayuda cuando han tocado fondo y es muy probable que no busquen ayuda por sí mismos, sino que sean referidos por un tercero que pueda ayudarle a salir de esta situación buscando la ayuda adecuada para salir adelante. Es importante señalar que, aunque cada persona y familia tienen sus propios intereses y objetivos dentro de la búsqueda de recursos o capacidades para resolver problemas, los centros y especialistas no podrán realizar los tratamientos sin la colaboración de ellos. Los tratamientos psicoterapéuticos para este tipo de adicciones suelen ser variados tomando en cuenta las circunstancias que concurren en cada caso.

Además es necesario acotar que en ocasiones es recomendable el tratamiento farmacológico para aliviar los síntomas de tipo ansioso-depresivo en especial para controlar la impulsividad. Por lo que se sugiere que la persona una vez iniciado el proceso de tratamiento psicológico y de recuperación, se limite el acceso a lugares relacionados a las adicciones conductuales, limitación estricta del dinero u tarjetas bancarias. Es importante que realice actividades al aire libre, relacionarse con otras personas e incluso a aprender a tolerar el aburrimiento y la rutina.

Neyland N. Cáceres, 2020 Psicólogo




Este artículo fue escrito por: Neyland N. Cáceres

Autor de la foto: LightFieldStudios