TEPT por un trauma infantil

TEPT (TRASTORNO DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO) POR UN TRAUMA INFANTIL

Esto pasó hace apenas un año, pero todavía se siente como si hubiera sido ayer. Todo mi mundo se vino abajo. Pensé que ya había tocado fondo 3 años atrás, así que, ¿cómo podrían empeorar las cosas?

Entonces llegó una curva inesperada... ¡mi esposo me dijo que quería el divorcio!

No puedo describir el intenso dolor que se siente ser abandonada por la persona que amaba y que prometió estar a mi lado para bien o para mal, en la enfermedad y en la salud. Todo cambió en un momento: mis esperanzas, mis sueños y mis planes para el futuro.

Antes de esto yo me encontraba en “modo crisis” y todavía recuperándome de las consecuencias del abuso que sufrí cuando era niña. Ahora, el pasar por un divorcio me trajó una avalancha de recuerdos que pensé que había olvidado.

Estoy muy familiarizada con el dolor que viene por la traición, el rechazo y la pérdida. De niña, tuve que lidiar con la violencia extrema, la pobreza, las drogas y los comportamientos impredecibles, inapropiados y locos de los adultos "responsables" intoxicados en mi vida. Fui abandonada por mi madre, golpeada y descuidada por mi padre, privada de mis necesidades básicas y sufrí todo tipo de abusos a manos de mi madrastra. Al mudarme dos o tres veces al año, crecí anhelando un "hogar", una familia y al menos una persona que realmente se preocupara por mí. La estabilidad y la seguridad eran conceptos extraños para mí. Sin embargo, contra todos los pronósticos vencí y sobreviví. Desafortunadamente, el costo de esa supervivencia fue alto y no me di cuenta de esto sino hasta mucho más adelante.

Hace unos años, me diagnosticaron TEPT. Me fui de licencia médica porque la ansiedad, las pesadillas y los recuerdos recurrían a mis actividades diarias. Estaba vomitando varias veces al día y teniendo ataques de pánico. Mi mente hiperactiva seguía corriendo todo el tiempo. Mi ira a veces estaba fuera de control y se convertiría en ira, impulsividad y conductas autodestructivas. ¡También pensé que ser fuerte significaba evitar la necesidad de expresar mis emociones! Y así, ignoré mis sentimientos y fingí estar bien. Me aislé y viví dentro de mi cabeza. Construí una fortaleza, nunca dejé entrar a nadie ... ni dejé salir nada.

Desconectada de la realidad, pensé que a nadie le importaba ... así que tampoco me importaba a mí misma. La soledad, la desesperación y la desesperanza se convirtieron en mis amigos más cercanos. Los pensamientos suicidas llenaron mi mente. Y sin embargo, ¡no quería morir! Solo necesitaba un descanso del dolor, de la loca e interminable montaña rusa de la vida.

Construí una fortaleza, nunca dejé entrar a nadie ... ni dejé salir nada.

Afortunadamente, mi médico me recetó medicamentos y me sugirió muchas veces que viera a un terapeuta. Con mis problemas para confiar en otras personas, abrirme con alguien parecía imposible, sin embargo, me arriesgué. Sin tomar en cuenta mis sentimientos obedecí de mala gana la sugerencia del médico, sin saber que esta decisión sería un importante y positivo punto de inflexión en mi vida.

Me tomó un poco de tiempo establecer confianza y abrirme con mi terapeuta, pero cuando lo hice empecé a ver algunos cambios positivos en mi vida. Finalmente me di permiso para sentir, procesar y expresar mis pensamientos y emociones.
Obviamente esto no sucedió de la noche a la mañana. Tenía que estar dispuesta a recibir ayuda, a tomar algunos riesgos, a trabajar duro y hacer mi "tarea". Esto fue el comienzo de un viaje de sanidad transformadora.

Me he dado cuenta que vivir con una enfermedad mental no es algo de lo que deba avergonzarme. El Trastorno de estrés postraumático (TEPT) no define quién soy. El cómo elijo tratar con eso es lo que importa. Me tomó algunas décadas y un par de años de terapia para entender que no estoy sola y que está bien pedir ayuda.
La terapia fue significativa y beneficiosa. Sin embargo, es una relación limitada. Lo que realmente marcó una gran diferencia para mí fue abrirme a una amiga, alguien que tenía un poco más de experiencia y sabiduría que yo. Y yo tengo el privilegio de contar con una amiga así.

Poco después de escuchar sobre el divorcio, esta amiga tan compasiva se acercó a mí. Inmediatamente me derrumbé y le compartí lo que estaba pasando. Ésta increíble mujer siempre ha sido una influencia muy positiva en mi vida, un maravilloso modelo a seguir, una mentora, una amiga cariñosa y confiable. Así que hablar con ella me animó y me consoló mucho. Hasta el día de hoy todavía estoy asombrada por su generosidad, amabilidad y disposición para pasar tiempo conmigo.

El cómo elijo tratar con eso es lo que importa.

Todavía hablamos por teléfono varias veces a la semana, ¡y eso hace la diferencia! El solo hecho de saber que alguien se preocupa lo suficiente por mí me da esperanza y me recuerda que importo. Mi amiga me ayuda a ver las cosas desde una perspectiva diferente. No estaría donde hoy estoy sin su apoyo o el apoyo de mi terapeuta, de mis amigos y de mi comunidad.

Estoy aprendiendo constantemente nuevas formas de manejar mi Trastorno de estrés postraumático (TEPT) y no dejo que me controle. Es una batalla diaria. Las cicatrices siempre estarán allí pero también me recuerdan lo fuerte que soy y lo lejos que he llegado. He pasado por mucho, pero también he ganado mucho en este proceso.

Mi vida ha estado llena de dramas familiares, historias de terror y de recuerdos dolorosos, pero he desarrollado ingenio, fuerza, carácter, resiliencia, confianza, perseverancia, coraje, determinación y otras habilidades para la vida. Todavía tengo un largo camino por recorrer, pero una cosa que sé con certeza es que no estoy sola. Tengo recursos y mi vida importa.

Si estás sufriendo de trastorno de estrés postraumático tienes que saber que no necesitas pasar por esto solo. Si no puedes encontrar un grupo de apoyo por tu cuenta pregúntale a tu médico si conoce algún grupo de apoyo local para el Trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Seguramente él te podrá sugerir a dónde acudir.

Si no tienes a nadie dispuesto a acompañarte en tu viaje, siéntete libre para conectarte con uno de nuestros mentores en línea gratuitos y confidenciales. No son profesionales de la salud y no pueden ofrecerte algún asesoramiento clínico, pero sin duda pueden ofrecerte un oído atento y un corazón bondadoso como compañeros de viaje en la vida.

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