Mi historia de Adopción
Cuando tenía alrededor de cinco años escuché por primera vez la palabra “adoptaron”, refiriéndose a mí. Aún tengo muy clara la escena donde un amigo de la familia le comentaba a un grupo de personas que yo era la niña que habían adoptado. Eso quedó grabado en mi mente y comencé a preguntarle a mi mamá qué significaba, le decía a ella porque vivíamos juntas en ese momento, ya que mis papás se habían divorciado hacía poco. Insistí tanto que un día mi mamá decidió contarme la historia, lo hizo de una manera amorosa y clara; aunque yo era muy pequeña lo recuerdo bien todo, incluso la imagen del lugar donde lo hizo que era en la casa donde vivíamos en ese entonces.
Una vez, cuando mis papás todavía estaban casados, mientras todos dormían una tarde yo me fui al baño, allí comencé a aplicarme un producto para piel que era de color rojo, porque no quería ser del color que soy. Siendo una niña podía notar que yo era diferente a mis papás y mi hermanita, lo que me disgustaba y era algo que quería cambiar.
Saber desde pequeña mi historia como hija adoptiva me ayudó mucho a procesar las etapas que viví. En ocasiones me sentía rechazada por mi mamá biológica y me enojaba por tantos cambios de vida. A raíz del divorcio de mis padres adoptivos, mi hermana menor y yo nos quedamos con mi mamá, lo que fue difícil debido al constante cambio de vivienda y de colegio; eso me hacía sentir muy insegura en la adaptación de todo nuevo.
Durante la adolescencia, mi hermana y yo nos fuimos a vivir con mi papá y su nueva familia, igualmente fue duro, pero nos brindaba estabilidad. En este tiempo experimenté nuevamente el abandono materno pero esta vez de mi madre adoptiva, por lo que me molesté con ella. Por otra parte, mi relación con mi papá se profundizó al darme la oportunidad de conocerlo pasando tiempo con él, pero nunca me hablaba de la adopción. Una vez lo mencioné y me dijo que eso no era relevante, que él prefería que yo nunca me hubiese enterado, creo que lo hacía para no herirme.
A medida que fui creciendo iba aceptando mi historia, aunque tenía la información que mi mamá me dijo, siempre existían muchas dudas y trataba de buscar respuesta en Dios de la forma tradicional, pero nada pasaba y me sentía frustrada. A los diecinueve años mi historia cambió porque pude conocer a Dios de manera personal, así que comencé el proceso de perdonar a mi mamá biológica y Dios respondía mis inquietudes.
Al convertirme en mamá pude ser un poco más empática con mis madres (biológica y adoptiva), las pude ver de manera distinta, no tan solo desde mi lugar de hija sino también de madre, entonces logré comprender muchas razones que influyeron en la separación que tuve con cada una. Mi historia de vida ha sido un proceso que tuve que entender y aceptar como parte del plan que Dios uso para traerme a este mundo.
Desde hace unos meses, estoy asistiendo a un grupo de apoyo para hijos adultos adoptivos, eso ha marcado una gran diferencia en mi vida. He podido conocer a un grupo de personas que han experimentado sentimientos iguales a los míos y me ha ayudado a comprender mucho más mi historia. Ha sido un tiempo de sanidad emocional mientras los escucho, lo cual me hace entender que no soy la única que ha pasado por esta circunstancia, y que mi historia puede ser de ayuda para otros que pasen por lo mismo. Cada ser humano tiene una historia que contar.
No tienes que enfrentar esto solo, Habla con un mentor, es confidencial.
Estos problemas pueden ser difíciles de enfrentar. Si estás considerando dañarte a ti mismo o a los demás, por favor lee esto!
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